En una plaza que desconocía, llamada, Vital Alsar, que en
cristiano sería, en la entrada al MAAC, en el espacio administrado por MAAC, en
un día sábado 29 de octubre a las 19HOO soy espectador Vestigios, un dispositivo
escénico de Christian Masabanda, en el marco del Encuentro Escénico organizado desde la carrera de Artes Escénicas de la Universidad de las Artes.
Su danza me deja ecos de momentos que se activan en mi
recuerdo memoria, un bailarín que se despoja, su cuerpo muta pieles distintas
desde una cotidiana puesta de ropa, y esas huellas se van colocando en el piso
como un “chalk outline” este contorno dibujado con tiza donde estuvo un cadáver.
Si bien esta práctica fue realizada ocasionalmente en el pasado (aunque no exactamente
con fines de investigación, sino para los fotógrafos de prensa) actualmente no
la usan, porque dicen que podría contaminar la escena, lo que si veo actualmente
en Ecuador es que los indicios balísticos tienen un número y los colocan en el
piso donde encuentran casquillos, también creo que es para la foto y la
memoria.
Vestigios, evoca huellas y poco a poco van quedando ahí, como
si una piel necesitara habitar el concreto, el asfalto, ese fragmento de
territorio que está asediado por límites, leyes, ordenanzas, ese fragmento del
MAAC precisamente es otro territorio que escapa las leyes y ordenanzas de la
urbe porteña, es como otro micro país, como una embajada, solo por esa
particularidad de que es un espacio que tiene otra administración, es que Christian Masabanda pudo
bailar vestido de su propia piel y con un poco de barro, o talvez es tiempo de
reelecciones y por ahora somos “open mind”.
Memoria, hace 20 años que llegue a Guayaquil recuerdo que en
la disco Vulcano las ordenanzas impidieron que los estríperes se quitaran la
ropa, y si bailaban con ropa ¿Cuál sería la gracia del show nocturno, para
gente adulta? Así, las administraciones de espacios de cultura no permiten que
bailarinas se quitaran los brasieres, y señoras irrumpieron en salas de teatro
solo porque se hablaba del "santo prepucio" y el monumento del Fauno y la Bacante
hoy sepultada en los arbustos del malecón, dio cuenta de que a un monumento de
una mujer desnuda, las señoras lo tapaban de día y los liberales la desnudaban
de noche.
Ver bailar a Christian Masabanda desnudo y en espacio
público, es provocador, hermoso, pertinente, si bien su desnudez para mi dejó
de estar en los primeros tres minutos, porque su piel no solo se vistió de barro
sino de danza, de belleza, de desequilibrios, de furia, de enjundia, pero sobre
todo de sentido, un impecable campo sonoro con una voz matizada fundida en un
diálogo amatorio con el cuerpo en exposición desde el sonido y desde el
espacio.
Es motivador que desde Artes Escénicas de la Universidad de
las Artes se propongan estos encuentros, creo que las cosas van cambiando y eso
es la vida, un permanente camino en procesos, es bueno ver que se puede hacer
ruido en espacios donde hasta hace poco decían “bajen el volumen, hagan silencio
y no griten porque a los funcionarios, en sus oficinas les incomoda el
ruido” es hermoso saber que hasta, si la performance lo exige, se puede pegar un buen trago de caña manabita, en un espacio donde solo se puede tomar capuchino y té, es hermoso saber que la
Universidad de las Artes es un espacio para la universalidad de las artes y sus manifestaciones, es como si las artes tuvieran casa y se volviera a casa.
Agradecido por todo, soy Mario Suárez, licenciado en Creación
Teatral por la Universidad de la Artes.