domingo, octubre 30, 2022

VESTIGIOS - CHRISTIAN MASABANDA

 

Foto: Carlos Cedeño

En una plaza que desconocía, llamada, Vital Alsar, que en cristiano sería, en la entrada al MAAC, en el espacio administrado por MAAC, en un día sábado 29 de octubre a las 19HOO soy espectador Vestigios, un dispositivo escénico de Christian Masabanda, en el marco del Encuentro Escénico organizado desde la carrera de Artes Escénicas de la Universidad de las Artes.

Su danza me deja ecos de momentos que se activan en mi recuerdo memoria, un bailarín que se despoja, su cuerpo muta pieles distintas desde una cotidiana puesta de ropa, y esas huellas se van colocando en el piso como un “chalk outline” este contorno dibujado con tiza donde estuvo un cadáver. Si bien esta práctica fue realizada ocasionalmente en el pasado (aunque no exactamente con fines de investigación, sino para los fotógrafos de prensa) actualmente no la usan, porque dicen que podría contaminar la escena, lo que si veo actualmente en Ecuador es que los indicios balísticos tienen un número y los colocan en el piso donde encuentran casquillos, también creo que es para la foto y la memoria.

Vestigios, evoca huellas y poco a poco van quedando ahí, como si una piel necesitara habitar el concreto, el asfalto, ese fragmento de territorio que está asediado por límites, leyes, ordenanzas, ese fragmento del MAAC precisamente es otro territorio que escapa las leyes y ordenanzas de la urbe porteña, es como otro micro país, como una embajada, solo por esa particularidad de que es un espacio que tiene otra administración, es que Christian Masabanda pudo bailar vestido de su propia piel y con un poco de barro, o talvez es tiempo de reelecciones y por ahora somos “open mind”.

Memoria, hace 20 años que llegue a Guayaquil recuerdo que en la disco Vulcano las ordenanzas impidieron que los estríperes se quitaran la ropa, y si bailaban con ropa ¿Cuál sería la gracia del show nocturno, para gente adulta? Así, las administraciones de espacios de cultura no permiten que bailarinas se quitaran los brasieres, y señoras irrumpieron en salas de teatro solo porque se hablaba del "santo prepucio" y el monumento del Fauno y la Bacante hoy sepultada en los arbustos del malecón, dio cuenta de que a un monumento de una mujer desnuda, las señoras lo tapaban de día y los liberales la desnudaban de noche.

Ver bailar a Christian Masabanda desnudo y en espacio público, es provocador, hermoso, pertinente, si bien su desnudez para mi dejó de estar en los primeros tres minutos, porque su piel no solo se vistió de barro sino de danza, de belleza, de desequilibrios, de furia, de enjundia, pero sobre todo de sentido, un impecable campo sonoro con una voz matizada fundida en un diálogo amatorio con el cuerpo en exposición desde el sonido y desde el espacio.

Es motivador que desde Artes Escénicas de la Universidad de las Artes se propongan estos encuentros, creo que las cosas van cambiando y eso es la vida, un permanente camino en procesos, es bueno ver que se puede hacer ruido en espacios donde hasta hace poco decían “bajen el volumen, hagan silencio y no griten porque a los funcionarios, en sus oficinas les incomoda el ruido” es hermoso saber que hasta, si la performance lo exige, se puede pegar un buen trago de caña manabita, en un espacio donde solo se puede tomar capuchino y té, es hermoso saber que la Universidad de las Artes es un espacio para la universalidad de las artes y sus manifestaciones, es como si las artes tuvieran casa y se volviera a casa.

Agradecido por todo, soy Mario Suárez, licenciado en Creación Teatral por la Universidad de la Artes.


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