Michel
Foucault.
Mario
Suárez Cabrera.
Así
es como termino después de existir en un espacio contaminado, nos han creado y
nos lo han limitado…
Por ello soy artista y esto no me lo
quita nadie, ni mi maestr@, ni mis padres, ni mi novi@ ni la muerte, porque
puedo trascenderla y salir de los
esquemas lanzándome a la locura de la creación en la soledad de mi laboratorio
personal, estoy loco, ningún otro se aventuraría a dejarlo todo por una carrera
artística que ni el medio local, ni la sociedad, ni el Estado valora… estoy
loco por seguir los impulsos más primigenios en la creación: “él se arrastra, sopla en el piso, barre con
su cabello, se arranca besos, abrazos, caricias” el espectador solo mirará
un bailarín moviéndose en un plano bajo, si el danzante se mueve miméticamente
sabrán que algo relacionado a esto pasa; pero el intérprete bailarín está en el
cementerio, en la tumba de su madre (Sandunga) bendita locura que permite
crear, parir, ser dios y madre.
¿Quién eres? le preguntan a Michel
Foucault él dice de él lo que no es, lo que es ya lo saben los que le
preguntan… ¿Quién soy? Posiblemente en los días en que me estanco en un
sinrazones de pensamientos elaborados en los que quiero concebir el teatro y la
danza a la luz de la razón de manera lógica y cuerdamente, pues posiblemente la
respuesta es aquello que soy, porque no estoy en el abandono de ser un
investigador de aquello que desconozco.
Esta razón sin razón existente antes
de Jerónimo Bosch, y después de Nietzsche y de Artaud a quien vanaglorio por su
crueldad en un rigor que me lleva siempre a desconocer lo que soy y sostiene
los fundamentos de mi locura, voy en la búsqueda de la “desmesura” la
desproporción, lo que no cuadra en el sistema, posiblemente caminar por lo
inteligible es un acomodo al sistema pues lo ininteligible es lo que evita
tener y como en el Rey Lear la locura puede ser degustada y expuesta para que
por medio de la “cuarta pared” del teatro se engañe el espectador diciendo “eso
no me pasa a mí”.
He pasado de un círculo de encierro
a otro: primero la familia, en donde me empezaron a domesticar, lo que soy, lo
que siento, los deberes, las obligaciones, los miedos las prohibiciones;
después la escuela diciéndome que pensar, como pensar, para que pensar, que me
debo a un idioma, a una patria, a una ley, a un Estado; el cerco cada vez
crece… después el cuartel, como ser un barón, un héroe, un hombre que lucha por
límites que son imaginarios, y defiende
a una bandera que es un trozo de tela,
la ley del más fuerte sobre el más débil; a continuación la fábrica, el
trabajo, “dime que haces y te diré cuanto vales” le ponen precio a mi
cansancio, y tengo derecho a callar sino la calle me espera, aprender a ser
máquina… cada cierto tiempo el hospital,
y a veces la cárcel, el centro de encierro por excelencia.
Las sociedades de control, el
mecanismo perfecto, en ello lo controlan todo, pensamos por los científicos,
pensamos por los maestros, pensamos por nuestros padres, pensamos por otros…
las sociedades de control sociedades disciplinarias dos dicen que y como… solo
la locura nos da la lógica de un camino.
Por ello amo la locura porque en el
encierro que me encuentro siempre en medio de un espacio negro como el
mini-teatro o en el encierro del salón de madera de danza, en cada ejercicio
expando mis alas de una libertad que la vivo y disfruto en mi locura, he sido
todo, bailarina de danza árabe en un templo de oro, he sido Hitler, a veces
fuego, otros agua, he sido ave volando en un trapecio, he seducido con el
hombro derecho… ese espacio de limitantes me da la libertad de mi locura y en
este momento que me digo a mí mismo “¡¡¡soy actor-bailarin!!! En la locura más
cuerda tomo a voluntad el poder de vigilarme en mi propio panóptico para merarme
como un voyeurista de mí mismo y de mis intimidades escénicas y disfrutarme en
ello.
Michel Foucault ha dado certezas a
mis divagaciones, por ello en este momento que me tomo una copa de vino…brindo
por ello.
Pd.
Maestro
Albert… gracias por tu sabiduría, gracias por incomodarme y obligarme a pensar
de manera diferente, no quiero que termine lo que termina, soy afortunado de
ser tu alumno.
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